Semana 7: “La Regla de Vida”

Daniel Amarista, Curitiba-Brasil

Día 5: “¡Vívelo!”

 

Ahora estamos cerrando nuestra semana de estudio, para asegurarnos que nuestro texto base quede fijado en tu mente te pedimos que lo leas nuevamente. Si ya lo hiciste, estamos listos para resumir los principios que hemos ganado para nuestra vida durante esta semana.

Dios es lo más importante. Lo primero que podemos establecer como principio es que Dios debe ocupar el primer lugar en nuestras vidas en todo sentido. El Señor está por encima de todas las cosas, es decir, de cualquier persona, objeto u animal; Él es el centro de nuestra fe y el objeto de nuestra dedicación.

Es imposible amar a Dios y no amar a los hombres. Como dice nuestro Señor en este pasaje, amar al prójimo es un mandamiento semejante al de amar a Dios, así que se vuelve de vital importancia su cumplimiento. No podemos amar a Dios mientras despreciamos a los hombres. El mismo Jesús les enseñó a sus discípulos que el amor sería el distintivo de todos sus seguidores (Jn. 13:35).

El amor es el fundamento de la ley. Con este texto podemos aclarar que el fundamento que rige la práctica de todos los mandamientos de Dios es el amor. Amar a Dios y al prójimo es un resumen bastante sencillo pero eficaz del corazón de Dios, además nos enseña cómo el hombre puede honrar y actuar en semejanza con el Padre, quien es misericordioso, incluso es descrito como la definición misma de amor (1 Jn. 4:8). Amar a los hombres es el resultado de conocer a ese Dios y por eso debemos intentar llevar su imagen.

El amor a Dios es práctico. El texto nos enseña que amar a Dios incluye no simplemente decirlo con nuestros labios, sino que nuestra mente, alma y corazón deben responder a ese amor que profesamos; es decir, con nuestros pensamientos, emociones, intelecto, energía. No es un simple conocimiento de Dios, sino una vida completamente entregada al Señor.

El cristianismo se trata de relación con Dios y con los hombres. Para algunos, el cristianismo se trata solamente de cumplir con ciertos ritos y prácticas eclesiásticas, para otros, se trata de vestir de cierta manera, usar cierto dialecto u otras cuestiones por el estilo. No obstante, en las palabras de Jesús hallamos un resumen sumamente interesante, en él vemos que ser un discípulo se traduce en relacionarse con el Padre y también con los hombres. Esto nos enfoca y nos permite comprender el corazón de Dios dándole la importancia correcta al amor.

Pensando en estos principios, queremos animarte a practicarlos en tu vida, a ver cómo estos dos mandamientos sirven para dirigirte en este camino. En un momento en que hay tanta incertidumbre nos hace bien descubrir este tipo de información que realmente facilita nuestra comprensión de Dios y su voluntad. Esperamos que estas lecciones sirvan de bendición para tu vida. 

 

Preguntas para reflexionar

¿Qué partes de tu vida estás dispuesto a incluir en el amor a Dios? ¿Qué es lo más importante en tu vida hoy? ¿Estás dispuesto a amar a tu prójimo?