Semana 7: “La Regla de Vida”

Daniel Amarista, Curitiba-Brasil

Día 4: “Palabras para atesorar”

 

Para comenzar, te animo a leer de nuevo nuestro texto base Mateo 22:34-40. En este día prestaremos especial atención a algunas palabras y expresiones importantes que aparecen en nuestro pasaje, e intentaremos ver su relevancia para nuestro tiempo.

Esta pregunta que se le hizo a Jesús es realmente interesante, “¿cuál es el mandamiento más importante de la ley?”. Esta expresión es rica en contenidos y significados que son centrales en la fe cristiana. En cuanto a “la ley” es una referencia al conjunto de ordenanzas que Dios transmitió al pueblo por medio de Moisés, incluyen normas y preceptos ceremoniales, morales, sociales, etc. Su propósito era guiar y darle a Israel su identidad como Nación. La ley nos habla acerca de cómo Dios interactúa con el mundo ya que, a pesar de ser Supremo, Divino y Santo, siempre ha tomado la iniciativa para manifestarse al hombre, y esto sigue a nuestro alcance hoy día.

Por otra parte, la pregunta nos plantea una situación aún más inquietante, ¿será que existen “algunos mandamientos más importantes que otros? Es una cuestión bastante extraña ya que tenemos la idea de un Dios equitativo y justo, que ve por igual a todos los pecados, sin embargo, tanto aquí como en otros versos, por ejemplo, en Mateo 23:23 Jesús da a entender que algunas cosas como la justicia, misericordia y fe tienen mayor relevancia que las prácticas religiosas que también estaban indicadas en la ley (de acuerdo con este último verso). Casualmente es fácil introducir estos tres conceptos dentro de lo que es el amor a Dios y al prójimo, lo que nos muestra cómo se conectan las enseñanzas de Jesús. 

En cuanto al contenido del primer mandamiento que es amar a Dios, Jesús menciona aspectos personales que deben estar envueltos en la manifestación de ese amor, en los que se incluyen el corazón, el ser y la mente; lo cual es una cita de Deuteronomio 6:5; (Mateo intercambia la palabra fuerza con mente). Ahora bien, pudiéramos dedicar un tiempo a ver cada una de estas palabras en forma separada y con certeza hallaremos mucha información valiosa para nosotros, sin embargo, nos conformaremos en esta oportunidad con decir que en nuestra relación con Dios deben estar involucrados nuestros pensamientos, emociones, planes, energía, intelecto, pasión, en fin; todo nuestro cuerpo y ser deben participar en nuestra intimidad con Dios. 

Al segundo gran mandamiento, amar al prójimo, es interesantísimo que Jesús lo coloca en la misma categoría del primero. Jesús se refiere a éste como “semejante”, incluso en la NTV es traducido como “igual de importante”, lo que nos aclara más la idea planteada. Esto es sumamente revelador, nos indica que son mandamientos inseparables, por lo que debemos practicarlos juntos. Creo que es más fácil amar a Dios, así que para mí amar a los que me rodean es mucho más complicado; al final acabo teniendo amigos más cercanos y personas con las que me cuesta relacionarnos; por cuanto es absolutamente necesario comprender que no podemos amar a Dios mientras despreciamos a los hombres que son hechos a su imagen.

Por último, nos haría bien prestar atención a la palabra “prójimo, ya que puede generarnos dudas en cuanto a su significado específico. Para nuestra suerte, Jesús mismo explicó quién es nuestro prójimo. Te animo a leer Lucas 10:29-37, allí está registrada una historia fascinante (el buen samaritano); con ella podemos concluir que nuestro prójimo es cualquiera que esté a nuestro alrededor sin importar etnia, creencia, condición social, etc. 

 

Preguntas para reflexionar:

¿Qué partes de tu vida están involucrada en tu amor por Dios? ¿Crees que se puede amar a Dios sin amar a las personas? ¿Has tenido la experiencia de servir a alguien?