Semana 7: “La Regla de Vida”
Daniel Amarista, Curitiba-Brasil
Día 1: Prefacio
Hay un dicho bastante famoso que probablemente has escuchado “preguntando se llega a Roma”; y de hecho el preguntar, especialmente cuando buscamos una dirección desconocida, ha sido una herramienta muy útil que nos ha ahorrado tiempo, riesgos, además nos ha conducido a nuestro destino. El estar desorientado en un lugar que no conocemos es una sensación desesperante, y, tristemente, muy parecida a lo que sentimos cuando queremos buscar a Dios y su voluntad.
Como cristianos, y en especial en nuestros primeros días en la fe, es normal sentir confusión y necesidad de ser guiados; ya sea por no saber nada sobre Dios o por anhelar sin éxito entender lo que Dios espera de nosotros; lo que se complica más debido a la cantidad de información sobre Jesús que existe hoy día en la calle, en la tv, YouTube, etc. Lo anterior puede confundir a cualquiera y generar dudas sobre nuestro corazón, por eso es importante tener una brújula espiritual que nos oriente como creyentes en forma general, simple y directa sobre la conducta ideal del creyente y en la forma en que nos relacionamos con Dios.
En breve veremos que este pilar está relacionado con amar a Dios y al prójimo, lo cual fue enseñado por Jesús directamente a sus discípulos y está vinculado directamente con las enseñanzas y mandamientos recibidos por los israelitas por medio de Moisés. Lo cierto es que el pueblo de Israel, a pesar de haber recibido muchas leyes, dedicó bastante tiempo para debatir cuál sería el fundamento de esas leyes, para tiempos de Jesús parece que estaba difundida la idea de que amar a Dios y amar al prójimo era el centro de todas estas ordenanzas.
Conociendo el carácter de Dios, y muchos versos bíblicos en donde se menciona entre otras cosas su misericordia, es justo concluir que el amor ha sido la motivación más grande de Él. De hecho, podemos asegurar que para tener una relación adecuada con Él acabamos desarrollando amor hacia los que nos rodean. Esta realidad es visible desde que se dio la ley en el Monte Sinaí, también en la vida y enseñanzas de Jesús y por supuesto, debe ser central en las prácticas de la iglesia en nuestro tiempo.
Es verdad que los grupos religiosos antiguos demoraron para entender la centralidad del amor, sin embargo, para nosotros es mucho más fácil entenderlo ya que Jesús lo tomó como bandera en sus predicaciones, lo enseñó en forma práctica e inclusive nos mostró con su vida cómo debe ser ese amor, totalmente incondicional, sacrificial, siendo más importante incluso que el rigor ceremonial de las otras leyes.
Para terminar este día, te animo a reflexionar en lo siguiente, ¿has sentido confusión por no saber cómo acercarte a Dios? ¿Cómo te ayudaría una guía firme y confiable en cuanto a tu relación con Dios?