Semana 6: “Iniciando el camino en cristo”

Bernabé Saravia, Nicaragua

Día 3: “Vida en tiempos bíblicos”

 

Es muy importante notar que Pablo escribe sobre esta lucha espiritual estando encarcelado en Roma, custodiado por soldados romanos, observando muchos detalles respecto a ellos, incluido sus vestiduras. Probablemente es en esta última que se inspira como fuente de su paralelismo para hacer frente a la guerra espiritual y explicar cómo debiera ser y vestir un soldado cristiano. Es impresionante la manera en que el Espíritu Santo inspira a Pablo a tomar elementos cotidianos para dar enseñanzas profundas, aun en medio de las pruebas y tormentas.

A pesar de todo esto, Pablo decide compartir el consejo espiritual con sus destinatarios. El interés de Pablo es que cada miembro pueda entender la posición esencial que ocupa en la batalla espiritual. Este tipo de lucha se debe ganar o pelear en equipo; ya que un solo soldado sería derrotado fácilmente. Cuando dice, “para que puedan estar firmes,” está usando una expresión militar que hace referencia a la postura de oposición frente a un enemigo. Debido a que todos los verbos están en imperativo, segunda persona plural, enfatiza la naturaleza colectiva a esta lucha de hecho los romanos tuvieron la costumbre de juntarse, en una formación defensiva que se llamaba testudo, o la formación de la tortuga. “Ellos alinearían sus escudos para formar una formación empaquetada cubierta con escudos en la parte delantera y superior” (Simkin, 1997)[1]. Esta ilustración de cómo hacer batalla debe inculcarnos la absoluta necesidad de nuestra familia en Cristo durante esta batalla espiritual.

Vieron también ¿cuántas de las armaduras eran defensivas? La armadura completa de Dios se compone de cinco armas defensivas y un arma ofensiva. Repasando rápidamente las armas nos damos cuenta de cómo el Señor quiere que estemos “alertas a las insidias de Satanás”; manteniendo 1) el cinturón de la verdad cerca de nosotros, 2) la coraza de justicia protegiendo nuestros corazones contra la maldad. 3) El evangelio de la paz incluso protegiendo nuestros pies para que siempre podemos dar testimonio de las buenas noticias a los demás. 4) El escudo de la fe siempre puesta en alto para protegernos a nosotros y a nuestros hermanos a nuestra izquierda y derecha. Y la última arma defensiva es la más importante, 5) el yelmo de salvación. Sin esta simplemente quedamos expuestos y vulnerables a los ataques del maligno. Pero, al estar conscientes de que hemos recibido “una salvación tan grande” (Heb 2:3), es recordar por lo que estamos luchando.

El arma ofensiva de los romanos era la machaira, una espada mediana que “tiene una punta excelente; y se puede asestar un poderoso corte con sus dos filos, porque la hoja es fuerte y duradera” (Barnes, 1911)[2].  Esta espada del Espíritu es la misma que ayudó a Jesús triunfar en su batalla contra Satanás (Lc 4:3-4). Es la palabra de Dios y promete victoria segura porque ha sido forjada en la sabiduría de nuestro Dios Todopoderoso.

 

Preguntas a reflexionar:

¿Qué pasos estás tomando para asegurarte de estar rodeado por el pueblo santo de Dios para ayudarte en tu batalla espiritual?

¿Qué conclusiones podemos sacar de que la mayor parte de nuestra batalla siendo de

naturaleza defensiva?

¿Te encuentras tomando el ritmo de tomar la espada del Espíritu cada día? ¿Crees que estás empezando a manejarlo más como un soldado experimentado que como un novato?

 

 

 

[1] John Simkin, (September 1997).  “Military Tactics of the Roman Army”. Spartacus Educational. Spartacus Educational Publishers Ltd. en: https://spartacus-educational.com/ROMmilitary.htm. Consultado 9 de mayo, 2023.

[2] W. E. Barnes, 1911–1912. “ARMOUR, ARMS”. en A Dictionary of the Bible: Dealing with Its Language, Literature, and Contents Including the Biblical Theology, editado por James Hastings, John A. Selbie, A. B. Davidson, S. R. Driver, y H. B. Swete. Vol. I- V. New York; Edinburgh: Charles Scribner’s Sons; T. & T. Clark.