Día 2: “Visión del autor”
Traigamos a la mente el conocimiento adquirido en el día anterior, leamos nuevamente Efesios 6:10-20 y continuemos con el fascinante estudio de los textos sagrados.
Pautas apremiantes para vencer en la lucha. La táctica para ser vencedores, como buenos soldados de la fe, es la armadura adecuada. Asimismo, como el Señor es el manantial de poder para el creyente en el enfrentamiento con Satanás, nos ha otorgado la armadura adecuada. El apóstol Pablo apremia a los soldados cristianos a vestir de toda la armadura de Dios (V. 11). El discípulo debe ser competente en todo momento; cuando dice vestíos, Pablo sugiere que el soldado debe vestirse solo una vez y permanecer preparado en todo momento. Este no es un armamento común, puesto que es de Dios; ni es optativo, dado que cada pieza integra a la otra y desempeña una labor vital.
Sometimiento total en el poder de nuestro Señor (V. 10-12). La ofensiva que utiliza el enemigo no es convencional, es una batalla revolucionaria, en ubicaciones maliciosas, con estrategias cada vez mejoradas. Pablo revela esto en el verso 12 “Porque nuestra lucha no es contra sangre ni carne”:
El vocablo lucha (pále G3823) toma lugar únicamente acá́ en el NT y la definición refleja una especie de enfrentamiento cuerpo con cuerpo sin finalizar hasta que uno de los luchadores sea derrotado o dañado fatalmente. En este aspecto, el delincuente no es un rival compasivo que puede ser visto y sentido, ni corporal como la misma carne del cristiano que por su voluntad le provee problemas abundantes. También, no es un oponente únicamente, son varios. El apóstol Pablo los refiere como principados… autoridades… gobernantes de estas tinieblas… espíritus de maldad en lugares celestiales. Acaso no basta con enemistades visibles y físicas, humanamente hablando, sino que, esta guerra está formada por un ejército portentoso de adversos en contra del hijo de Dios y también en contra del cuerpo de Cristo, que sabemos es la iglesia. Este enlistado refiere otra vez algunas fuerzas citadas en 2:2 con sumas y manifiesta a las tinieblas aludidas en 5:8 y 11.
En los versículos 13, 14, 15 y 16 vemos un llamado continuo a permanecer firme en los momentos de lucha, es decir, no podemos desistir hasta vencer en esta esta batalla. Vestirse con las virtudes espirituales que se enlistan por el apóstol no es tarea fácil, pero el llamado está latente; esto recuerda lo difícil que se vuelve para cada uno cuando está pequeño vestirse o vestirse bien, siempre recurrimos a la ayuda de los padres. Estas prendas son esenciales para que los agentes satánicos no logren vencer. Más adelante se explicará un poco sobre cada uno de ellos (verdad, justicia, Evangelio, fe, salvación, y la Palabra de Dios).
En los últimos versículos (18, 19 y 20) el apóstol Pablo nos lleva a atisbar tan fantástico como es la oración en todo tiempo. Sin duda, viene a ser el motor del buen desempeño para cada una de las piezas que forman la armadura de Dios. Y lo interesante es que Pablo no se excluye de la necesidad de este poder, a través de las rogativas, sino que pide a sus hijos en la fe que oren por su trabajo como embajador del Evangelio.
Preguntas para reflexionar:
¿Cómo persigue el diablo a los cristianos en la actualidad?
¿Por qué Satanás centra más de su atención en los gobernadores terrenales?