Semana 4: “Aprovechando el Espíritu Santo”
Oscar Pitán, Guatemala
Día 2: “Visión del autor bíblico”
Comencemos este segundo día con todos los ánimos que Dios nos da, toma tu Biblia, cuaderno de apuntes y bolígrafo; ahora leamos Romanos 8:1-27. Luego de esto, anota todos lo que el Espíritu Santo te haya enseñado.
La carta a los Romanos fue escrita por el apóstol Pablo, la iglesia en esta ciudad estaba compuesta por judíos y gentiles. El muro de separación entre ambas culturas había sido derribado por el sacrificio de Jesús en la Cruz, no obstante, para la época en la que se escribe la carta aún había elementos divisorios que dificultaban la convivencia entre hermanos. Pablo les recuerda que toda la humanidad (judíos y gentiles por igual) es culpable de pecado, así que les presenta a Cristo como el mediador para ser justificados. La justificación nos hace parte del pueblo del pacto de Dios. Esta carta puede trazarse como la epístola del carácter de Dios. Pablo muestra la labor activa del Espíritu Santo relacionada con la identidad del nuevo creyente.
Antes del capítulo 8 se reitera la culpabilidad del hombre a causa del pecado. En 1:18 al 2:16 el apóstol hace un recuento de la condición humana; en 2:17 al 3:20 los creyentes de origen judío, quienes se consideraban más especiales para Dios, son confrontados a reconocer que son tan pecadores como los gentiles; en 3:21 al 5:11 Pablo aclara que la justificación es por la fe en Cristo Jesús (no por ser judío o gentil); en 5:12 al 6:14 hace una comparación entre el primer hombre, Adán, y el postrer hombre, Cristo, explica que los que confían en Cristo han muerto al pecado, por medio del bautismo han participado de la muerte de Cristo para andar en nueva vida. Todos estos temas nos conectan con la obra del Espíritu Santo, la presencia divina que Pablo enseña vive en todo creyente, tanto el judío como el gentil.
Los capítulos posteriores al 8 nos muestran que por medio del Espíritu Santo todos pueden participar de la promesa y ser justificados por medio de la fe. Ahora que hemos leído varias veces Romanos 8:1-27, hemos anotado todo lo que aprendimos del Espíritu Santo y hemos visto la conexión que hay entre el tiempo en que fue escrito y el contexto orbital; será necesario que meditemos, reflexionemos y comentemos las siguientes preguntas:
Ahora que has sido justificado por Cristo, ¿andas conforme a la carne o conforme al Espíritu?
¿De qué ley te ha librado andar en el Espíritu de Cristo?
¿Qué significa para ti ocuparse en las cosas de la carne?
¿Qué significa para ti ocuparse en las cosas del Espíritu?
¿Cómo te sientes al saber que el Espíritu de Dios mora en ti?
Toma un tiempo a solas y medita en qué momento has sido dirigido por la carne durante estos días, reflexiona qué te motivó a actuar como lo hiciste.
Ora al Señor, confiesa aquellas áreas que aún te hacen pecar, pide ser lleno del Espíritu
Santo para que te capacite a realizar los cambios necesarios para caminar en el Espíritu.