Semana 3: “El cuerpo de Cristo”

Hugo Sandoval, Cayambe, Ecuador

Día 4: “Palabras para atesorar”

 

Como parte del cuerpo de Cristo, ¿cómo entendemos la palabra “perseveraban” o “dedicaban” a algo en específico? Como lo hacía esta primera comunidad, nosotros también debemos hacerlo (Hch. 2:42) mantenernos en la doctrina o enseñanza de los apóstoles, la comunión diaria y las oraciones. Los cristianos seguimos las mismas prácticas de esa primera comunidad.

La nueva iglesia inmediatamente tomó el hábito de practicar, entre otras cosas, cuatro acciones principales a lo largo de sus nuevas vidas perseveraban bajo la guía de los apóstoles (Hch. 2:42). Estas prácticas eran la doctrina, la comunión, el partimiento del pan y las oraciones.

La doctrina de los apóstoles: los primeros cristianos comenzaron a seguir y vivir según las enseñanzas de los apóstoles, esto debido a que ellos eran los principales testigos de Cristo, se enfocaban en proclamar a Cristo como crucificado, resucitado y exaltado por Dios, hecho Señor y Salvador.

La comunión: perseverando en la “comunión unos con otros”, compartiendo para las necesidades de esta vida. Los recién convertidos comenzaron a vender sus posesiones, sus tierras y a dar a los apóstoles para que estos repartieran el producto a cualquiera que tuviera necesidad durante este tiempo (Hch. 2:45).  

El partimiento del pan: los convertidos comenzaron a “partir” el pan juntos, es decir, comían juntos (Hch. 2:46). Lo que en realidad estaban haciendo era un acto de adoración en respuesta a la doctrina de los apóstoles. Esto, al menos en parte, era algo completamente nuevo para ellos, mientras que el partir el pan no era nada nuevo. La comida en la que perseveraron juntos era la Cena del Señor (1 Co: 11.20–28).

Las oraciones se realizaban por medio de aquél que había muerto en la cruz, Jesucristo (1 Ts. 5:17,18); a él se le reconocía como Señor y Cristo (Hch. 2:36) y como el mediador de ellos (1 Ti. 2:5). Esta misma enseñanza está disponible en los libros del Nuevo Testamento, ¿estamos nosotros tan ansiosos por aprender acerca de la voluntad de Dios como aquellos primeros cristianos? ¿Perseveramos realmente en la lectura y el estudio de la Palabra? ¿Lo hacemos continuamente? ¿No sería maravilloso ser parte de una congregación como la que se describe en Hechos 2:42-47?

La palabra “comunión” nos enseña que vivieron juntos, unánimes, preocupándose los unos por los otros, este principio es completamente aplicable hoy día para que nosotros sigamos esos ejemplos. Necesitamos recordar que somos una iglesia adoradora, reverente, generosa, feliz y que comparte. Debemos seguir las enseñanzas registradas en el pasaje que hemos leído, y ponerlas en práctica, ser parte como un miembro en particular, cada uno aportando al cuerpo de Cristo. 

 

Preguntas para reflexionar:

¿Siente esa satisfacción de ser parte de una familia cuando se congrega? 

¿Qué actividades de la iglesia le hacen sentir que es parte de una familia?

¿A parte de compartir como familia, qué podemos decir de nuestras necesidades?