Semana 1: “Tu nueva identidad en Cristo” (Juan 3:16-21)
Ricardo Pinedo, Venezuela.
Día 3: “Vida en tiempos bíblicos”
El contexto histórico hace referencia al tiempo en el que se escribió determinado escrito, por ejemplo, si leemos Las Crónicas de Narnia, es necesario comprender que se redactó durante los sucesos de la Segunda Guerra Mundial, por lo que se comprende que haya muchas alusiones a esta.
El cuarto Evangelio se escribió probablemente en la ciudad de Éfeso hacia el año 100 d.C., allí había iglesia desde varias décadas atrás gracias a la labor misionera del apóstol Pablo y su equipo. Al parecer, el apóstol Juan se trasladó a Éfeso poco después de la destrucción de Jerusalén a manos de Tito en el año 70 d.C.
Como se ha indicado anteriormente, su autor fue el apóstol Juan (Jn. 21:20,24), quien se identifica como “el discípulo amado de Jesús” (13:23; 20:2); es decir, el amigo terrenal más íntimo. Juan fue uno de los primeros seguidores de Cristo, anteriormente había sido discípulo de Juan el bautista, pero comenzó a seguir a Jesús cuando este último afirmó, respecto a Jesús, “este es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. Juan era el más joven, y uno de los que tenían carácter más aguerrido, en una ocasión le preguntó a Jesús si quería que él y su hermano Jacobo oraran para que cayera fuego sobre los samaritanos, por esto fueron llamados los hijos del trueno. En cuanto a su linaje, era hijo de Zebedeo y Salomé, pescador y, al parecer, dueño de una flotilla de botes pesqueros.
Los receptores de este Evangelio en principio fueron cristianos de origen griego que estaban siendo perseguidos por Roma. El idioma utilizado originalmente fue el griego debido a que esta era la lengua internacional, equivalente al inglés actual. El propósito de la redacción fue dar a conocer a Jesús íntimamente tal como él lo había conocido al ser “su amigo íntimo”, asimismo quería presentar a los creyentes las obras y palabras que había dicho, para tener una verdadera comunión con Él y con el Padre.
Un dato que nos aporta la lectura del cuarto Evangelio es que el autor conocía muy bien las Escrituras, no escatima al citar muchas veces al Antiguo Testamento, esto no se puede pasar por alto en el estudio de este Evangelio.
Entre otras cosas, el autor tiene en mente refutar la herejía gnóstica en este Evangelio. En tiempo de Juan habían surgidos diferentes enseñanzas incorrectas respecto a Jesús, algunos afirmaban que Él no había venido en carne, sino en espíritu; otros decían que el Dios del A.T. y el del N.T. eran dioses distintos y sin relación. En este tiempo este proto-gnosticismo estaba haciendo caer a muchos del verdadero Evangelio, por lo cual Juan escribe su apología de la fe. En cierta forma el trasfondo tendrá que ver con la iglesia primitiva, las ides correctas del cristianismo y la visión misma de Cristo.
Habían surgido algunas circunstancias especiales dentro de la iglesia, entre ellas vemos que el cristianismo se había desplazado al mundo gentil; lo que quiere decir que la Iglesia ya no era “judía”, era gentil en su inmensa mayoría. Por lo tanto, era necesario reexplicar el cristianismo. No quiere decir que hubiera cambiado la verdad del Evangelio, sino que había que cambiar los términos y categorías en que se había expresado anteriormente para que así pudiera ser comprendido de mejor manera por una audiencia con creencias diferentes. El mensaje del Evangelio siempre será el mismo, pero la audiencia receptora tendrá mucho que ver con la forma en que se transmite.
Otras circunstancias que debemos analizar son las siguientes: el mundo durante el Nuevo Testamento era muy diferente al mundo del Antiguo Testamento. Los cambios que tuvieron lugar durante cuatro siglos afectaron muchas áreas de la vida del pueblo de Dios. Los romanos eran los que tenían bajo su yugo a Palestina. El pensamiento y cultura de los griegos, en lugar de los dioses de los cananeos, amenazaban con descarriar el pueblo de Dios. La diáspora obligó a muchos judíos a migrar fuera de palestina; en los tiempos del Nuevo Testamento había más judíos fuera de Palestina que dentro.
Hay palabras que se utilizan para conocer el camino de Jesús, para captar el alcance de la misión histórica del Mesías que nos presenta Juan hay que comprender el lenguaje simbólico de las Escrituras: luz, tinieblas, agua, vino, boda, camino, paloma, palabra, etc. Una de las frases más resaltantes de todo el Evangelio de Juan es el “Yo soy”, es de notar la apropiación que Jesús hace con respecto a ella. En Éxodo 3:14 El Padre le dice a Moisés que Él es el “Yo soy”, por lo que, en el Evangelio de Juan, Jesús está diciéndonos que Él y el Padre son el mismo que le habló a Moisés.